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La Santa Família de Manacor

El Monasterio de La Santa Família de Manacor tiene sus orígenes en las "Serventes de la Santa Família", una congregación propia de las Islas Baleares fundada por Bartomeu Domenge el 1907.

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Aunque sus orígenes no son benedictinos, el 1964 las Serventes pidieron poder abrazar la orden benedictina y al Consejo de la Federación Catalana de Monjas Benedictinas, celebrado al Monasterio de Sant Pere de les Puel·les de Barcelona el 8 de noviembre de 1966, acuerda enviar un grupo de monjas catalanes a Manacor para formarlas en el espíritu benedictino.

 

De esta forma, el 10 de abril de 1969 la comunidad de Serventes de La Santa Família de Manacor se constituyen en monasterio benedictino, conservando el nombre y la advocación original. 

Ocho meses después, el 19 de diciembre, la Federación Catalana de Monjas Benedictinas, reunidas en Capítulo extraordinario al Monesterio de Sant Pere de les Puel·les de Barcelona, acepta el ingreso a la Federación Catalana de este monasterio de las islas.

 

El 2016 el Monasterio de La Santa Família de Manacor se fusionó con el de Sant Benet de Montserrat, y des de entonces las monjas que residen a Manacor son miembras de la comunidad de Montserrat.

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Como todo Monasterio Benedictino, nuestra Comunidad está asentada sobre 3 columnas: la oración, el trabajo y la acogida.

En la oración seguimos los ciclos de la Liturgia de las Horas, la eucaristía y en la Lectio que es una lectura reposada, gratuita y pensada, de la Sagrada Escritura.

En el trabajo la elaboración de confituras y trabajo en el campo. El trabajo tiene también la dimensión social que el Monasterio, no sea carga para nadie; ganarse el pan de cada día y al mismo tiempo poder ayudar a los más necesitados.

La acogida es una parte importante también de nuestra vida; es un servicio, que nos hace vivir abiertas a todo el mundo que toque a la puerta del Monasterio, compartiendo lo que tenemos. San Benito, a la regla, nos recuerda que todos los forasteros que se presentan, deben ser acogidos como Cristo, ya que él un día dirá: "Era forastero y me acogisteis".

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